miércoles, 21 de febrero de 2018

Victor Brauner



Ya desde muy joven tenía esos sueños. Cuando vivía en Rumania y comenzaba a descubrir la pintura de vanguardia, Victor Brauner tenía con una frecuencia cada vez mayor sueños inquietantes. A menudo se despertaba angustiado en mitad de la noche. La mayoría de las veces no recordaba nada pero en ocasiones si. En algunos sueños estaba en una caverna, postrado a los pies de un ojo sin párpado, enorme, que aumentaba constantemente de tamaño. Otras veces estaba en un laberinto de espejos y la imagen que reflejaban no era su cuerpo, sino grupos de miles y miles de ojos juntos, como racimos de uva monstruosos que le contemplaban impávidos. Sus inquietudes como pintor y el deslumbramiento por el movimiento surrealista que había surgido como una revolución avasalladora en el campo de la pintura, la literatura, las ideas y la vida, le hicieron dirigir su mirada a la cuna del arte moderno, Paris, donde vivían Breton, Eluard, Ernst y tantos otros.

Pronto en los ambientes de los artistas rumanos emigrados comenzó a hablarse de ese joven pintor con ideas rompedoras. A través de ellos entró en contacto con André Breton y pasó a formar parte del grupo surrealista. Siguió pintando sin tregua, mientras las pesadillas le acosaban de forma cada vez más vívida y angustiosa. Una noche cuando el grupo estaba de tertulia en un café se decidió a contar a Breton la ansiedad que le consumía. Suponía que Breton como experto en Freud podría darle una explicación a esa obsesión que le aterraba. La respuesta del fundador del surrealismo fue que no tenía que reprimir lo que bullía en su interior, lo que le conectaba con lo maravilloso y lo onírico, tenía que seguir pintando ese ojo. Brauner se lanzó a una febril actividad, pintando un cuadro que impactó profundamente a todos los que lo vieron. Se trataba de un autorretrato con el ojo arrancando, que se convertiría en su obra maestra.



El tiempo corría rápido, los años treinta del siglo XX traían grandes cambios al mundo. Hitler dominaba Alemania y su sombra iba haciéndose cada vez más amenazadora, Stalin gobernaba con puño de acero la URSS . En esa época, una noche el grupo surrealista con Brauner como uno más, llevó a cabo una sesión de espiritismo, con luces tenues, bebida y una práctica compulsiva y feroz de la escritura automática para intentar entrar en trance. Con voz grave y cavernosa, los ojos en blanco y dando ocasionales golpes en la mesa, Victor comenzó a hablar, del ojo que todo lo ve, el dolor ,la muerte, el caos y el baño de sangre que avecinaban, de ojos besados por el cristal, de tristeza y melancolía. Cuando Brauner salió del trance está empapado en sudor frío y aterrado. Contó a sus amigos que había sentido la catástrofe que se acercaba, había notado cuervos furiosos picoteando sus ojos mientras lloraba lágrimas de sangre, entre el ensordecedor sonido de las campanas desatadas de la guerra. Los compañeros del pintor intentaron tranquilizarlo como pudieron para aliviar su angustia.



La vida continuó, fue pasando el tiempo hasta que llegó 1938. Los surrealistas celebraban una fiesta, en la que el alcohol corría con libertad. Se hablaba de poesía, de arte, de magia, de revolución, de sexo y de sueños. Las horas fueron pasando y la reunión se tornó cada vez más vehemente y alucinada. El pintor Óscar Domínguez comenzó a discutir en estado de embriaguez con el también pintor Esteban Francés. Lleno de ira, Domínguez lanzó una copa de cristal a Francés que se apartó para esquivarla, impactando en pleno rostro de Brauner. Una astilla se clavó en el ojo. Los amigos, vista la gravedad de la herida lo llevaron rápidamente a un hospital. Los médicos no pudieron hacer nada, la única cura era extirpar el ojo, cumpliendo la predicción hecha por el propio artista en su cuadro. Desde ese momento aún en la cama del hospital se sintió más tranquilo, como si fuera un hombre nuevo, renacido, libre ya de esa angustia atenazadora y paralizante. Sabía que el baño de sangre estaba ya muy cerca, la locura y la muerte llamaban a la puerta. Pero él viviría varias décadas más dedicados a su pasión ,la pintura, pintaría los sueños, la magia ,el subconsciente y la libertad.







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