jueves, 22 de enero de 2015

Déjà vu

Andrés se levantó el lunes con un tremendo dolor de cabeza. La resaca le estaba destrozando, no debería haber tomado tanto vodka con limón. Ya vestido se miró al espejo. Con la nariz roja y la americana arrugada parecía un payaso en horas bajas. Los casos pendientes, especialmente un endiablado recurso contencioso, y la mudanza interminable al nuevo despacho lo tenían agotado.  No se encontraba bien para conducir por lo que cogió un taxi, pero la lluvia torrencial y el atasco le hicieron llegar tarde a una entrevista importante, dejándose olvidada la maleta con documentación y los códigos. Llegó a casa destrozado, deseando no haberse levantado de la cama.
Cuando se despertó por la mañana volvía a ser lunes. Los dioses o el destino le concedían poder  arreglar un día horrible. Pero  la resaca y el recuerdo del vodka le indicaban que ese lunes quizás nunca terminaría.

No hay comentarios: